Manuel Colchón (Copiloto)
 
Entrevista a Manuel Colchón, por Miguel Ponce

 
Manuel es un chaval de 23 años que ha tenido la fortuna (y a la vez desgracia) de ser el ultimo copiloto de nuestro querido y desaparecido maestro Luis Ramos. De él Luis habló maravillas, y él de Luis habla mucho más que maravillas. Este almendralejense apasionado por los rallyes me recibe en su casa la tarde del 24 de Diciembre dispuesto a honrar con su recuerdo la memoria de uno de los pilotos más grandes que han visto nuestras carreteras. Para los dos nuestra primera entrevista, pero sin duda una buena forma de perder esta “virginidad”. No me extiendo más y les dejo con una entrevista que espero que les permita sentirse como si hubiesen compartido con Luis sus últimos rallyes. Abróchense los arneses, nos sentamos en el asiento del miedo.
 
Miguel Ponce: ¿En qué coches te has montado?
Manuel Colchón: En un Clio 16v, con mi primo Antonio García. Después en un AX en Madrid con Diego Cal, también con Roberto Torres en un Clio Sport muy bueno, después en Madrid en un AUDI Quattro, con José Vázquez en un Clio 16v de aquí de Villafranca en el Rallye de Villafranca, luego en el Rallye de Talavera de este año me he montado en un 106 Rallye de un hombre de Madrid, y por ultimo con Luis. Bueno… he tenido bastantes pilotos [se ríe].
 
M.P: ¿Cómo conociste a Luis?
M.C: Yo lo conocí por gente de Madrid. Estuvimos corriendo mi hermano y yo varios rallyes en Madrid y lo conocíamos de verlo por allí y de hablar con él, y para el Rallye de la Vendimia recibí una llamada y me dijo que era él y me dijo que si podía correr con él el Vendimia. Yo le dije que por supuesto, que para mí era un ídolo de toda la vida. Y a partir de ahí hicimos el Rallye de la Vendimia, el Rallye de Villafranca y el Shalymar… Hasta que ha pasado esto…
 
M.P: ¿Dónde y cómo fue esa primer encuentro?
MC: La primera vez que le di la mano a Luis fue aquí en Almendralejo, en el Hotel Espronceda, que fue el mismo día que empezamos a entrenar, porque el vino un viernes por la noche y yo, pues, lo conocía pero no tenía amistad con él y al día siguiente fue la primera vez que lo conocí. Fue… Hombre, el encuentro fue frio, porque nos conocíamos pero no teníamos amistad. Pero vamos, luego el ya me estuvo explicando el sistema suyo de notas fuimos a los tramos… Al principio me costó un poco porque yo había corrido con otro sistema de notas. Tenía mucha información en las notas, pero las notas eran espectaculares. Yo llevaba otro sistema de notas y me costó un poquito de trabajo el adaptarme a él, pero en tres o cuatro pasadas ya lo llevábamos al pelo.
 
MP: ¿Qué siente uno al ver que está entrenando con Luis Ramos?
MC: Eso no te lo crees tío. Porque yo, antes de correr con él, para mí era un ídolo. Puedes ver a gente correr con un Mitsubishi pero no te dan la sensación que te daba él, y para mí era un ídolo. Yo lo seguía en las carreras de Madrid, en las carreras de aquí, en todos los lados donde iba a correr yo lo veía. Y el día que me llamo yo no me lo creía. Y entrenando pues digo “esto no puede ser, no me lo creo” y ya pues sí, lo vas asimilando.
 
MP: Bueno, terminan los primeros entrenamientos y, ¿Qué tal la sensación de compenetración entre los dos?
MC: Bien, bien. Cuando llegue a casa todo el mundo preguntándome como se había dado la cosa, porque mi casa también eran fans suyos. Increíble tío. Vamos, yo estaba nervioso los primeros días porque, un piloto de este nivel no sabes si vas a llegar, si vas a estar a su altura. Pero bueno, después de los primeros días vi que si que estaba a la altura.
 
MP: Como eran las notas que utilizaba Luis?
MC:Las notas suyas tenían mucha información, eran unas notas perfectas. Una curva la definía él… No la cogía por marchas sino por ángulos, ¡Pero la definía tan bien que es que parecía que se la sabia de memoria! Y las notas eran espectaculares. Perfectas. Y además un hombre con tanta experiencia pasaba una vez por el tramo y te clavaba las notas. Que no es por ejemplo como una persona que lleva tres años que tiene que dar cuatro pasadas para poner bien las notas. Él desde la primera pasada clavaba las notas. A lo mejor luego rectificaba algo. Y las notas eran vamos… A lo mejor pasábamos por curvas que él las tenía en ángulo de cuarta y yo decía “Esto es imposible, ¿Estás seguro Luis?” “Si, si, si. Pon cuarta más. Bueno, pon cuarta más más todavía. Luego si eso ya la rectificamos.”. Y había curvas en la que el ponía unos
ángulos en los que yo decía que eso era imposible. En el cruce por ejemplo le dije “Acho ¿Cómo vas a entrar aquí así Luis?” “Si, si. Ponlo”. ¡Y luego entraba! Es más, si él veía que podía entrar más rápido, entraba más rápido todavía. Había curvas que le decía “Esto es imposible Luis. Esto no…” “Si, si. Tu ponlo, tu ponlo, venga”.
 
MP: Que significaba “Ka” o “Kas”?
MC: Para el “Ka” era a fondo. Por ejemplo una tercera Ka era una tercera a fondo. Y la “Kas” era ya a muerte, o sea a que sea lo que Dios quiera. Una tercera Kas era una tercera a muerte.
 
MP: Hacer de una curva una recta.
MC: Si. Por encima de a fondo, a muerte. A cerrar los ojos y que sea lo que Dios quiera. Y los rasantes también. Los rasante Ka eran cien por cien copiloto, cien por cien confianza en el que va al lado.
 
MP: Y que grado de confianza tenia Luis en su copiloto?
MC: Pues el cien por cien. Luis era un piloto que iba a la nota. Cualquier fallo que tú tuvieras lo reflejaba en su conducción. El va haciendo todo lo que tú le vas dictando. Si llegabas a una curva de segunda, y tu le cantabas en cuarta, el entraba en cuarta. A mí no se me ha dado el caso, pero yo sé que es así. Aunque el vaya viendo que esa curva es de segunda si tu le dices cuarta entra en cuarta. Es que el va con las manos en el coche y la cabeza en las notas. Y yo creo que un piloto debe ser así. Debe tener el cien por cien de confianza en su copiloto.
 
 
 
MP: Rallye de la Vendimia. Primer tramo, Culebrín.
MC:Ahí pasó una de las anécdotas que te iba a contar. Se le soltó el cinturón. Es que el tenia el gancho del cinturón para arriba, y entonces cuando el torcía con el volante le daba al gancho y se soltaban los cinturones. Entonces salimos al tramo de Culebrín y a cien metros había una izquierda muy cerrada y en esa izquierda le dio, ¡en la primera curva!, y se soltaron los cinturones e hizo todo el tramo sin cinturones, todo el tramo. Él se puso muy nervioso y yo que era mi primer rallye con él también. Pero bueno, yo al menos mantuve ahí la sangre fría e iba encima suya. [Interpreta a Luis] “¡Que se me han soltado los cinturones!”, “¡Tranquilo Luis, venga!” y yo cantando a la vez, “¡venga tranquilo, venga. Hazlo como puedas, hazlo como puedas!”. E hicimos el mismo tiempo que el record suyo. Y fue increíble sin cinturones. De vez en cuando yo lo miraba y lo veía [se agacha] debajo del volante ¡eh! Si es que era… Y cuando cogía, por ejemplo, una izquierda se echaba encima mía, cuando cogía una derecha se echaba encima de la puerta… Yo no sé cómo pudo terminar ese tramo. Yo creía que en el primer tramo nos salíamos, pero con la experiencia que tiene tío, lo sacó. Y luego  en el de Villafranca, en el tramo de Hoya y Tarra también se le soltaron, y ya dimos con el problema y vimos que el gancho lo tenía para arriba, le daba con el brazo y se soltaba.
 
MP: ¿No le volvió a ocurrir otra vez más durante el rallye?
MC: No. Bueno [Rectifica], se le quitaron en Tentudia, en el Rallye de la Vendimia. Pero vamos que ya estábamos acabando y no hubo problema.
 
M.P: ¿Cual fue el mejor tramo del rallye?
M.C.: [Tajante] Culebrín, la segunda pasada de Culebrín. Porque en la primera se le soltaron los cinturones pero la segunda fue increíble. La segunda se tuvo que salir del coche y todo. Es que ha habido muchos tramos, pero yo creo que el que más fuerte hemos hecho ha sido ese, y el más emotivo para él fue el Valle de Santa Ana que se le saltaron las lagrimas y todo, se puso a llorar. El tramo de Culebrín, cuando llegamos al final, me dijo “No te vayas a asustar, pero es que yo estoy operado del corazón. Y es que ahora mismo tengo un dolor en el pecho tío, que no soy capaz ni de respirar. Me voy a bajar del coche”. Y entonces, salimos del Control Stop, se paró allí, se bajó, se puso por allí a andar un rato y luego ya se monto y volvió a la normalidad. Pero de la emoción, de decir “Es que vengo muy acelerado, vengo muy acelerado. Este tramo lo hemos hecho demasiado deprisa”. Venia vamos… a doscientos por hora el tío.
 
M.P: En el Valle de Santa Ana, la recta en la que hay tres rasantes la hicisteis cortando inyección según me dijo él al termino del rallye.
M.C: Si. En el Valle de Santa Ana, al término del tramo, se le soltaron las lágrimas. Íbamos corriendo… ¡eso fue increíble! Porque es un tramo muy rápido, y a él le gustaba mucho la velocidad. E íbamos haciendo el tramo [imita a Luis] “¡Increíble, esto es increíble!¡No se me olvida!”, corriendo y diciendo eso [vuelve a imitarlo] “¡Esto no se me olvida a mí, esto es increíble!”. Total, que llegamos a final de tramo y lo oigo así respirar muy fuerte, y lo veo y estaba llorando y digo “ ¿Qué te pasa Luis?” y dice “Esto ha sido increíble, no he corrido mas en mi vida, este tramo ha sido…”. Se le saltaron las lágrimas de la emoción. Eso para mí fue increíble. Es que eso para mí quería decir que lo estaba haciendo bien, que yendo con un piloto de ese nivel yo lo estaba haciendo bien. Porque fue increíble. Y ahí marcamos un tiempo exagerado, eso fue demasiado. Y en el tramo de Tentudia también se emocionó, pero para mí el tramo que más le ha gustado ha sido el del Valle, y el tramo que más fuerte hemos hecho ha sido Culebrín, sentido Vendimia, para abajo.
 
M.P: ¿Luis ha sido el piloto con quien más fuerte has corrido tu en tu carrera?
M.C: Yo sí. Y hombre, te voy de decir una cosa, podre correr con gente que vaya más deprisa o menos, pero más espectacular… va a ser difícil eh. Porque tenía una forma de conducir diferente. Porque hay gente que conduce fino, va trazando. Pero es que a ese hombre le gustaba el espectáculo. O hay gente que sí, que saca los tiempos pero que luego los ves pasar por el tramo y vale, pero es que este hombre entraba por donde no entraba nadie.
 
MP: ¿Y Feria?, El tramo mítico.
MC: Feria se lo tomó él más tranquilo porque era este año por la tarde y ahí íbamos ya con ventaja, entonces no quiso arriesgar. No quiso arriesgar entre comillas porque tú sabes que él un tramo despacio no lo puede hacer. Bajamos dos segundos de su record personal, y luego en la siguiente pasada me parece que igualamos el tiempo o dos segundos más. Era un tramo que le gustaba mucho, pero no se arriesgo porque ya llevábamos ventaja. Ni íbamos a coger al de delante ni el de atrás nos iba a coger a nosotros, entonces hizo el tramo a su manera y sin arriesgar.
 
MP: Este año además estaba a reventar.
MC: A mí me ha llegado a comentar que había más gente que el año en que se hizo en el nacional. Me han llegado a decir que entre el tramo del Valle y el tramo de Feria habían contabilizado doce mil personas. Y esa es mucha más gente que cuando el rallye fue del campeonato de España. Te gusta que haya mucha gente, siempre que estén bien colocadas, y aficionados. Lo que no te gusta es que vayas corriendo un tramo y que veas un borracho haciendo el tonto, enseñándote el culo… Tonterias de esas. O un coche mal aparcado, gente tirando tierra a la carretera. Son cosas que pueden hacerte perder la concentración y tener un accidente. Y Feria, ponerlo por la tarde sabíamos que íbamos a tener esos problemas. Y por eso el decía que cuando llegásemos a Feria teníamos que tener los deberes hechos.
 
MP: ¿Cómo se ven las tontas desde dentro?
MC: Puff… Eso es una marabunta de gente. Te llevas una impresión hay… Esas curvas son espectaculares, pero mucha gente no arriesga por miedo a la gente que hay. Porque ves a la gente y te da cosa. Son curvas muy buenas pero tiene eso, mucha gente, mucha gente pasada de alcohol y pasada de todo. Y te da cosa. Tu vas corriendo el tramo y todas las curvas te gustan, pero cuando llegas a las tontas y ves a tantísima gente por un lado te gusta, porque te gusta que te mire mucha gente, pero por otro lado te da miedo. Entonces, ahí yo estoy seguro de que el 80 por ciento de los pilotos que corren pueden entrar más fuerte de lo que entran, por miedo a la gente.
 
MP: Terminamos la ultima pasada por Feria y llegamos al Palacio del Vino. ¿Qué sensaciones aparecen ahí?
MC: Lo celebramos, y está mal decirlo porque un rallye se celebra cuando llegas al parque cerrado, pero en este caso como era el primer rallye y se había dado bien la cosa, lo celebramos al final del tramo de Feria que estaba allí todo el equipo nuestro esperándonos. Acabamos el tramo, se abrazaron a nosotros y ahí fue ya la explosión, ahí ya rompimos toda la gente de alegría. Y luego ya cuando llegamos al Palacio del Vino toda la gente que nos había estado viendo felicitándonos, la familia, los aficionados, sus fans… Estuvo muy bien. Yo, te voy a decir una cosa, el rallye no sé a qué hora acabaría, pero yo desde el Palacio del Vino hasta el hotel, que hay unos doscientos o trescientos metros, tarde sobre hora y media o dos horas en llegar. Porque toda la gente te paraba, te felicitaban. Mis amigos. Toda la gente “Acho eso es espectacular, como habéis entrado en esta curva, como habéis entrado en aquella. Habéis hecho un tiempo de no sé que, le habéis metido a este”. Ahí fue increíble tío. Y encima en el rallye de tu pueblo… Y el que quería mucho a Almendralejo… Almendralejo y esta zona la quería con locura.
 
MP: Es el rallye que quería ganar, la espinita clavada.
MC: Ese era el rallye que quería ganar. Se quedó un año a las puertas. Quedo segundo y a poco del primero, y ese rallye lo tenía ahí clavado. Y este año [se lamenta], si no hubiera pasado eso, el tenía pensado comprar algo más fuerte, andaba detrás de un coche fuerte. Lo que pasa es que tenía el coche suyo en venta y decía que hasta que no vendiese el suyo no compraba otro. Y yo pienso que este año, si no hubiera pasado esto… Si no hubiéramos… no sé, decir que ganar sería demasiado, pero hubiéramos estado ahí. Pero bueno, que se le va a hacer, no se puede hacer otra cosa. A ese rallye lo quería muchísimo. Ese era el rallye que él quería ganar, ya está. El gano un año el Plasencia pero él, su rallye, era el de aquí, era el Vendimia. Para él era sagrado.
 
MP: Bueno pues el siguiente rallye fue el Villafranca. ¿Qué tal se os dio?
MC: Bien. Ya era el segundo rallye que hacía con él, y no pagaba las novatadas del primero. Ya la forma de entrenar, la confianza… Había más buen rollo. Y fue, bueno, un rallye también espectacular. Yo pienso que el Vendimia nos lleno mas a los dos, pero el Villafranca también fue muy bueno.
 
MP: ¿Cómo es la parte primera, tan rápida, de Tentudia?
MC: Eso es rapidísimo tío. Ahí había una recta que era de quinientos metros por lo menos, y a los ochenta ya iba el coche cortando en quinta. Era una bajada. Y yo decía para mí “madre revienta el coche, revienta el coche”. Pero al final aguanto. Yo creo que ese trozo no se tendría que correr. De hecho el día antes los pilotos hicieron una reclamación para ver si se podía quitar ese trozo y al final lo pusieron, pero bueno. Para mí, personalmente, peligroso y muy rápido, demasiado.
 
MP: ¿Qué siente uno cuando llega al cruce a toda ostia y parece que se va a salir de frente?
MC: Buah. Eso es increíble. Ya lo teníamos entrenado, pero del coche de entrenar al de rallye eso es mundo. Y eso es impresionante. Esa curva precisamente la cogió como si fuera aquello… ¡Eso fue increíble! Había allí mucha gente y cuando acabamos el rallye nos lo dijeron “Eso ha sido increíble. Has sido el que más fuerte ha entrado en esa curva. Porque el cruce, porque no se que…”. Eso es increíble. Porque venias de una derecha, relativamente rápida, y luego tenias hay una recta de ochenta metros en la que ponía el coche en cuarta, y la frenada del cruce, y la inercia… Eso es una sensación increíble. Y luego hay otra derecha. Y a partir de ahí suele haber mucha humedad ¿sabes? Y esa zona es que la hacia el vamos… ¡Volando! Volando, volando. El tramo de Tentudia lo hacía volando. Llevábamos montadas unas Zero, que es el neumático más blando que hay para seco. Y las curvas antes del cruce las cogimos todas de lado. En el Shalymar montamos las mismas ruedas y él me decía “vamos a montar las ruedas del Baile de la Tentudia”. Él le decía a ese tramo el baile, porque iba bailando, iba con el coche de lado, de un lado para otro así [imita el bamboleo del coche]. Eso era increíble. “El Baile de la Tentudia” le decía, “Estas son las ruedas del Baile de la Tentudia”. En ese tramo íbamos bailando. O sea jugando con el coche. Eso fue increíble tío. Hasta que llegamos al cruce y del cruce para abajo. ¡Es que eso fue un baile!
 
MP: Antes de comenzar la entrevista me comentaste que después del cruce tuviste que pararle los pies a Luis en más de una curva. ¿Cómo ve un copiloto que tiene que pararle los pies al piloto?
MC: Pues eso en el primer rallye normalmente no lo notas. Pero en el segundo que tú ya sabes cómo traza, su límite, vez que se va saliendo del sitio… Yo en Tentudia lo pare porque ya lo estaba viendo demasiado. Porque ya se metía dentro de una curva, se ponía el coche en dos ruedas, sacaba una rueda fuera por la cuneta, bloqueaba los frenos… Entonces ahí tienes que tener un límite y decirle “Hasta aquí”. Y ahí lo iba parando un poco. Otras veces lo tienes que empujar. Eso lo vas notando tú. A lo mejor tienes que espabilarlo, empujarlo, y otras veces lo tienes que parar. Eso ya al cabo de las dos o tres carreras que ya conoces los limites suyos es cuando puedes empezar a pararlo o a empujarlo.
 
MP: ¿Cuando tu empezaste con él, sabias que ibas a correr el Shalymar?
MC: No lo sabía.
 
MP: Y ¿Como fue esa noticia de saber que ibas a correr un nacional?
MC: Pues yo en teoría venia a sustituir a su copiloto. Me llamo y me dijo “Mira, que es que tengo a mi copiloto enfermo y necesito a alguien” y  dije “Vale. Yo no he corrido nunca a tu nivel pero lo puedo intentar, puede salir”. Yo en teoría venia a sustituir a su copiloto para el Rallye de la Vendimia. Entonces le gusto mucho como lo hice en el Rallye de la Vendimia que me lo propuso también para el Villafranca. Su copiloto ya no estaba enfermo, pero como yo era de aquí y me conocía mejor la zona pues me lo propuso también y le dije “Vale, el rallye de Villafranca también”. Y el rallye del Shalymar su intención era de correr con el otro copiloto, con David. Porque él el año antes había corrido y el copiloto que había llevado era David. Entonces él aquella zona se la conocía mejor. Yo conocía los tramos pero no lo mismo. Él ya tenía las notas, porque tú sabes que en el nacional no se puede entrenar fuera de unos días. Entonces él ya conocía el rallye del año pasado mucho más que yo. Pero después del Villafranca, que quedamos quintos también, se quedo bastante conforme y me propuso el Shalymar. Y ahí ya fue cuando digo “¡Ostia, estoy progresando!”. Hay me di cuenta ya de que si, de que ya estaba despertando del sueño. Y el Shalymar se nos dio al pelo.
 
MP: Me comentaste que para los entrenamientos del Shalymar Luis te acogió en su casa como uno más ¿No es así?
MC: Si, como si fuera otro más [tajante]. Yo tengo una vivienda en Madrid, que perfectamente me podría haber quedado allí y al día siguiente haber salido a entrenar. Pero él desde un primer momento quiso que me quedase en su casa. Y me acogió como si fuera uno más. Yo estaba allí como si fuera mi casa. Eso no me lo esperaba. Era una persona que, hombre, lo conocía, pero no me esperaba que me fuera a dar ese trato. Con la mujer, con sus hijos. Eso fue como si fuera otro más. Me lo dio todo en la mano.
 
MP: ¿Qué tal era su equipo?
MC: Un equipo increíble. Son buenas personas desde el primero hasta el último. El equipo igual que él. Cualquier cosa que te haga falta, ya sea fuera de las carreras o de las carreras, lo tienes. Somos un equipo de seis o siete, pero seis o siete personas excelentes. Eso era… un equipo, lo que significa la palabra equipo.
 
 
MP: ¿Cómo es el sistema de entrenamiento de un nacional? Porque es muy distinto al de un regional, es más restrictivo.
MC: Los entrenamientos de un nacional son para gente profesional, ya hablando claro. Un chaval que lleva corriendo un año en rallyes no puede llegar a un nacional y con dos pasadas tener el tramo claro. Eso es para gente profesional, que hacen veinte carreras al año. Y llegan a un tramo, le das dos pasadas a ochenta kilómetros por hora, que es a lo que se puede ir, y clavan las notas. Eso es para profesionales. Y Luis… para mí era un profesional, una manera de trabajar increíble. Luego también hay mucha gente que hace trampas, porque eso lo sabemos todos. Van a lo mejor un mes antes y luego lo llevan ya más sacado para el día de los entrenos ¿no? Pero eso ya es aparte. Son para profesionales. Tú puedes darle tres pasadas, una de notas y dos para rectificar. Y eso un chaval que lleve un año corriendo es imposible que quede las notas bien. Para gente como Vallejo, Ojeda, Xevi Pons, que llevan veinte carreras al año, llegan a un tramo, dan una pasada y clavan las notas a la primera.
 
MP: ¿Cómo se siente alguien como tú, acostumbrado a un regional, llegar a un rallye tan grande y tan mítico como es el Shalymar?
MC. Pues es una pregunta difícil. Porque hombre, tu aquí en un regional sabes que te está viendo mucha gente. Que te miran todo con lupa. En un Shalymar es distinto. Es un rallye muy grande. Si aquí eres uno de los pilotos de cabeza allí eres uno más, uno más.
 
MP: ¿Qué te parecieron los tramos del Shalymar?
MC: Ese rallye tiene de todo. Tiene tramos de noche, tramos de día, tramos con asfalto seco, asfalto sucio, mojado, tramos con “babilla”, tramos con hielo. Había tramos con niebla, tramos largos, cortos… Había de todo, hasta un circuito. O sea, que lo tenía todo. Ese rallye es un rallye perfecto para estrenarte en el nacional, porque como tiene todo, pues en cada uno aprendes algo. Yo nunca había corrido en un tramo con niebla y en el Shalymar me tocó un tramo con niebla y eso es difícil, sobre todo para el copiloto. Porque como no ves nada, no sabes dónde está la curva, entonces tienes que ir a la nota. Apuntar muy muy bien los metros, las referencias. Y ahí también nos salió bien. Que yo pensaba “Madre mía, un tramo con niebla que yo no lo he corrido nunca, veras…”.
 
MP: Y ¿Cómo fue el tramo con lluvia con Luis?
MC: Pues como si fuera seco tío. A lo mejor con una marcha menos, pero va igual de espectacular. En hielo también. En hielo fue donde nos salimos. Era una placa de hielo, que eso no se veía, eso no lo puede apuntar el día de los entrenos, eso no lo puedes apuntar. Pero es que en cualquier superficie… iba… Es que tenía mucha experiencia.
 
MP: ¿Qué se te vino a la cabeza en el momento de la salida? ¿Cómo fueron esos momentos?
MC: En esos momentos lo que no quieres es perder la concentración. Sustos de esos los tienes prácticamente en todos los tramos, entonces lo que no quieres es perder la concentración. Fue en una izquierda, en el tramo de Navafría. Empezamos a subir el tramo y cuando empezamos a coronar estaba todo aquello nevado. Era una izquierda rápida, cogimos una placa de hielo, el coche se fue de atrás y fue el coche deslizando de las cuatro ruedas unos cuarenta metros, y ya cuando estaba a punto de meterlo otra vez cogió otra placa de hielo y se salió de frente contra un talud. Con la buena suerte de que no le hicimos nada. Rompimos un poco el paragolpes y poco mas, pudimos seguir.
 
MP: ¿Algún sustillo más durante el rallye aparte de la salida?
MC: Pues la verdad es que no. La salida fue la única. Es que Luis era un piloto espectacular pero que daba una seguridad increíble. Vamos que si hace falta te tapas los ojos y te pones a correr. Daba una seguridad increíble. Y bueno, aparte de eso tuvimos alguna paella en la que le tiro de freno de mano y se cruzó el coche y mordimos un poco la cuneta. Pero vamos, eso es lo normal. Pero un susto de decir “Aquí nos la hemos podido pegar buena”, nada más que la del porrazo y fue controlado relativamente hasta que cogimos otra placa de hielo y se salió. Pero aparte de esa ninguna.
 
MP: ¿Cual fue tu tramo favorito del Shalymar?
MC: Pues Canencia. Y luego el de La Puebla era muy bonito, lo que pasa es que coge tanta suciedad que no te deja correr. Eso parece un tramo de tierra. Pero a mí el que más me gusto fue Canencia. Y el Jarama fue increíble. Ahí que yo iba ya de espectador eso fue ya increíble. No había notas ni había nada, iba viendo lo que eso [refiriéndose a los movimientos que realiza un piloto].Madre ahí iba disfrutando como un niño chico.
 
MP: Y a Luis ¿Cuál era el que más le gustaba?
MC: A Luis el que más le gusta es el de La Puebla, en condiciones normales. Porque como yo te decía, que como estaba el tramo aquel día en el Shalymar eso era imposible. Pero ese tramo a él le gusta mucho. En condiciones normales: asfalto limpio, de día… Porque era un tramo de noche y encima sucio. Pero sucio te estoy hablando de tierra, que el coche iba deslizando iba deslizando en todas las curvas. Iba de lado en todos lados. Cuando íbamos a empezar este tramo me dijo “Manuel, perdona tío. Pero yo aquí no puedo arriesgar porque me están esperando mis hijos en el Jarama”. ¡Y aun con esas marcamos el vigésimo primer scracth!
 
MP: ¿Con que sensaciones terminasteis el Shalymar? Un rallye en el que os habían asignado el número cuarenta y ocho y acabasteis en el puesto veintitrés.
MC: Pues no nos lo creíamos. Pero más espectacular fue el viernes. Porque el rallye tenía dos etapas, una el viernes y otra el sábado. En la del viernes teníamos el cuarenta y ocho y nos fuimos a acostar en el numero veintidós. Yo llevaba la clasificación, lo que pasa es que no se lo decía a él, para que no se pusiera nervioso y cuando acabamos el viernes le dije “Luis vamos en el veintidós” “¡Eso no puede ser, eso no puede ser! ¿Has visto los Mitsubishi que hay?” “Si. Le hemos metido a Carlos Márquez, a Álvaro Muñiz,… A toda esta gente” “¡Eso es increíble, eso no puede ser!”.Y hombre, el Shalymar nos lo planteamos de otra manera. Porque aquí [Refiriéndose a Extremadura] salías a muerte desde el principio hasta el final. Él decía en el Shalymar “Aquí no tenemos nada que ganar, para que vamos a arriesgar como por ahí abajo, no vamos a correr igual”. Pero él quiso en la etapa del viernes apretar al máximo para ver donde podíamos estar. Entonces él vio donde podíamos estar, el veintidós. Así que el sábado dijo “Bueno ya hemos visto donde podemos estar, no vamos a seguir arriesgando para pegar un porrazo o cualquier cosa”. Pero de todas maneras mantuvimos ahí el tipo.
  
MP: ¿Qué conversaciones se producen entre piloto y copiloto mientras que vais “en tramo”?
MC: A lo mejor hay una curva que la coge por encima de la raya y se emociona [imita a Luis] “¡Uh! ¡Esto es espectacular! ¡Venga vamos!” y yo lo animaba mas “¡Venga vamos!”. Cuando tú ves que vas a gusto lo puedes empujar un poquito más. O “Creo que hemos pinchado de atrás”, o me rectificaba alguna curva “Tercera mas” y él decía “Tercera mas mas”. Las conversaciones típicas. Luego una vez que terminas el tramo “¿Has visto como hemos entrado en la curva esa?”, “¿Has visto como hemos entrado en el puente?”, “¿Has visto la gente que había allí?” o “¿He visto a no sé quién”.
 
MP: ¿Y en los entrenamientos?
MC: En los entrenamientos, cuando estás haciendo el tramo es prácticamente igual, lo que pasa es que son tantas horas metidas en el coche que una vez que acabas el tramo hay conversaciones de todas clases: de familiares, de negocios, de amigos, de todo. Y son muchas horas. Yo he llegado a pasar con este hombre quince horas montado en un coche, en el Rallye de Shalymar.
 
MP: ¿Cómo afecta ese tiempo que pasáis juntos en los entrenamientos, a una relación de dos personas que no se conocen nada?
MC: En este caso es que Luis aportaba mucho. Era un hombre que desde primera hora se habría, era mucho más fácil. Por ejemplo cuando corrí con Roberto Torres la relación era distinta. Yo pase una semana con el pero no cogí la confianza que cogí con Luis en dos días. Con él [Refiriéndose a Luis] era demasiado. Desde que lo conocí en el hotel hasta que llegamos a Culebrín me contó ya prácticamente su vida. Desde que empezó a correr hasta sus últimos días.
 
MP: ¿Y vuestra relación entre rallyes? De un rallye a otro.
MC: Eso era una relación diaria tío. Me llamaba prácticamente todos los días. Para cualquier cosa. A lo mejor no tenía nada que ver con los rallyes ¿Sabes? Yo después del rallye de Villafranca me constipe y me llamaba todos los días para ver como estaba [imita a Luis] “¿Como estas hoy?” “Pues igual”, “¿Cómo estas hoy?” “Pues un poquito mejor” “Recupérate que ya viene el Shalymar, que lo tenemos aquí dentro de quince días”. Me llamaba todos los días. A lo mejor estaba de viaje “¿Qué pasa como se ha dado el día?”, o a lo mejor había salido la Autohebdo “¿Has comprado la Autohebdo?, ¿Has visto lo que viene?, ¿Has visto lo que no viene?”. O “Ahora estoy abriendo el coche de entrenar y estoy viendo las ruedas que el otro día le hemos pegado aquí un porracino”. ¡Es que me llamaba prácticamente todos los días! Eso era… Era una relación tan fuerte que, no era como un hermano, un tío, o un padre, pero es más que un amigo. Es algo más que un amigo.
 
MP: ¿Cómo describirías tú a Luis?
MC: Puff… Tenía una calidad humana impresionante tío, aparte de cómo piloto, que lo ha visto todo el mundo correr. Pero su personalidad… Ayudaba a todo el que se lo pidiera, aconsejaba a todo el que se lo pidiera, es que era… Para mí ha sido una persona importante tío. Ha sido una persona que me ha aportado tanto con tan poco, que no sé como explicártelo. Ha sido, yo que sé, como perder a un hermano, ha sido… Y a día de hoy, que han pasado diez días y todavía no me lo creo. Pero vamos, en cuestión de cómo era él, era increíble. Era una persona que vivía para los rallyes. Su pasión era esa. Es que si el día tiene veinticuatro horas el pasaba veinticinco pensando en las carreras. Y hombre, el siendo de Madrid era un sacrificio muy grande el venir a correr aquí. Que él el viernes estaba trabajando como cualquier día, terminaba de trabajar, cogía el coche de entrenar y se venía a Almendralejo. Y luego el sábado y el domingo estábamos todo el día entrenando y cuando terminábamos se iba otra vez a Madrid. ¡Y al día siguiente a trabajar como un día cualquiera! Eso es un sacrificio muy grande. Para eso tienes que llevar los rallyes corriéndote por la sangre. Ese hombre lo daba todo por las carreras.
 
MP: ¿Qué significaba para Luis, Extremadura?
MC: Puff. Extremadura para él era su segunda tierra. El nació en Segovia pero Extremadura la quería con locura, eso era increíble. Estaba siempre con Almendralejo y los rallyes de por aquí en la boca. El rallye de Plasencia para él era una locura. Para él, el mejor rallye, a nivel de tramos, era el de Plasencia. Pero el rallye que más quería él, por la afición, por lo que lo quería la gente, por la organización y todo era el Vendimia. Eso para él era sagrado. Y la gente de Almendralejo para él era… Quiere mucho a esta tierra.
 
MP: ¿Qué planes de futuro teníais?
MC: Pues este año queríamos haber hecho algo en el nacional. Vamos, lo primero que quería hacer era cambiar de coche. Un coche más potente, con mejores prestaciones. Y luego hacer algo del nacional. Porque él, según sus palabras, le quedaban cinco años de vida deportiva y antes de cumplir los cinco años quería hacer algo en el nacional. Y este año era el año que lo iba a hacer. Porque decía que estaba muy contento conmigo, que había encontrado a alguien como yo que disponía de mucho tiempo, y que teníamos las condiciones perfectas para salir al nacional. A lo mejor no iba a hacer el nacional entero, pero podía hacer cinco o seis pruebas. El tenía esa ilusión.
 
MP: Para ti eso sería grandísimo ¿no?
MC: Pues tu veras, con un piloto de esa categoría, un nacional con él… Te puedes imaginar lo que puedes aprender con él.
 
MP: ¿Cuales son tus expectativas de futuro ahora?
MC: Ahora mismo te puedes imaginar. Los primeros días después de esto la Autohebdo la tenía que esconder, porque es que cualquier cosa me recordaba a él. Los primeros días son duros, pero la gente te va animando y bueno, ya lo vas cogiendo de otra manera. Pero no lo sé, ahora mismo ni me lo planteo.
 
MP: ¿No te planteas volver?
MC: Si, me lo planteo. Pero ahora mismo quiero hacer un paréntesis. La suerte que tengo es que ahora ha terminado la temporada y tenemos cuatro meses hasta que empiece otra vez. Así que hay tengo un paréntesis hasta que pueda empezar de cero. Pero ahora mismo… vamos a esperar a que acabe el año, y una vez que acabe el año empezaremos a buscar algo por Madrid, por aquí… Pero ahora mismo… Es que me ha cogido como en una nube. Yo todavía tengo metido en la cabeza que sigo corriendo con él. A lo mejor me hablas del rallye de Plasencia y tengo metido en la cabeza que lo voy a correr con él. ¡Eso todavía lo tengo aquí metido! Buscar la manera de entrenar… Tengo que primero mentalizarme de que él ya no está y luego buscar a alguien.
 
MP: ¿Qué momento guardas con mayor cariño?
MC: Pues yo creo que el abrazo que nos dimos después del Villafranca. Ese abrazo fue emotivo. Y el del Vendimia y Shalymar. El momento ese en que acaba el rallye, como de que ha salido todo bien. Eso era lo mejor. Lo más emocionante.
 
MP: ¿Y en el que pasaste mas respeto? Por no decir miedo.
MC: Pues en alguna curva que otra. Es que me daba muchísima seguridad. Yo confiaba en él al ciento cincuenta por ciento. Pero una en la que pasase miedo… Bueno, en el Valle de Santa Ana hubo una curva, era una izquierda prácticamente a fondo, en la que el coche se “espantó” de detrás y ahí pegamos una cruzada de sesenta metros fácilmente. Y ahí… No tienes miedo pero te quedas un poco en el aire como diciendo ¿Y ahora qué? Pero fue capaz de corregirlo y seguir. Una seguridad que te daba impresionante. No pasabas miedo en ningún momento.
 
MP: ¿Cómo era ese ambiente entre tramo y tramo?
MC: Hombre si no llevábamos ningún problema era un ambiente relajado, de comentar como íbamos, y de cómo íbamos a afrontar el siguiente tramos. Y si teníamos algún problema se aceleraba todo. Toda la tranquilidad desaparecía, todo eran nervios, todo prisas… Pero normalmente no hemos llevado nunca ningún problema, salvo el porrazo del Shalymar.
 
MP: ¿Cómo te enteraste de la muerte de Luis?
MC: Pues yo estaba en Portugal en el momento en el que me lo dijeron. Y no me lo esperaba, porque eso no se lo esperaba nadie, porque fue de la noche a la mañana. Y me llamo un miembro del equipo y me lo dijo, “Oye que ha pasado esto”. Y yo la primera impresión fue que no me lo podía creer, como si estuviera soñando, como una nube que se te pone en la cabeza que no te lo crees. Y le colgué el teléfono. No sé que me dio por ahí que le colgué. Y me tuvieron que llamar otra vez, “Oye que es verdad, que ha pasado esto”. Inmediatamente cogí y me vine para Almendralejo y de Almendralejo para Madrid. Y allí al tanatorio directamente. Y aquello ya te puedes imaginar lo que había allí: la mujer, los muchachos, lo vi a él allí… Y eso ha sido…
 
MP: ¿Cómo te gustaría que recordase Extremadura a Luis?
MC: Que lo recordasen primero como persona, los que tuvieron la oportunidad de conocerlo. Que se quedaran con lo humano que era, que él no tenía nada suyo, cualquier cosa lo tenía a disposición de la gente. Y luego a nivel de piloto todo el mundo lo ha visto. Un piloto con experiencia, un piloto inteligente. Sabía cuando había que correr, cuando no había que correr. Un piloto espectacular. Creo que a nivel de piloto la gente lo conoce, y a nivel de persona era una excelente persona y a Extremadura la quería como no quería a Madrid. Quería más a Extremadura que a Madrid.
 
MP: ¿Algo que te gustaría decir sobre él, en cuanto a cómo te ha afectado a ti como persona la experiencia de haber vivido con el estas experiencias?
MC: Pues que para mí ha sido una persona importante. Ya no solo en las carreras, sino personalmente. Me ha aportado mucho en muy poco tiempo, porque yo en realidad al lado suyo solo he estado cinco o seis meses, pero me ha aportado tanto en tan poco tiempo, que no soy capaz de explicártelo ¿sabes? Me ha aportado seguridad, confianza, experiencia… Puff… Muchas cosas tío, me ha aportado muchísimo.
 
MP: Para terminar, una pregunta algo dura para ti. Si pudieses hablar con Luis ¿Que le dirías?
MC: Que me diera la oportunidad de correr otra vez con él. Eso para mí sería lo más grande. Que me diera la oportunidad de correr con él, y yo que se… Que no se fuera otra vez tío, que se hubiera quedado aquí. Esto no nos lo podía hacer a nosotros. Eso ha sido… Pero ni a mí, ni al equipo, ni a la familia, ni a nadie. No se podía ir tío, no tenía derecho a irse. Eso ha sido… fuerte. Pero si pudiera volver, que me brindara la oportunidad de correr otra carrera con él. O por lo menos de poder hablar con él, de decirle que para mí ha sido importante y que ha sido una persona clave, y que ahora el mundo de las carreras no va a ser el mismo. Yo hacía mucho tiempo que lo seguía antes de ser su copiloto, y para mí era uno de los grandes. Y que te da la oportunidad de correr, lo conoces, una explosión de alegría, y luego esto tan repentino, eso ha sido un cambio muy brusco, eso ha sido fuerte.
 
Otras anécdotas y momentos destacables.
 
Aún pinchando
“Al cortar en la curva del transformador metimos demasiado la rueda y le dimos a una piedra pinchando un poco la rueda. Acabamos el tramo bien porque fue un pinchazo lento y cuando llegamos al tramo de Hoya y Tarra se desinflo la rueda. Hicimos el tramo con una rueda floja y bajo el tiempo suyo en seis segundos me parece. O sea que todavía con una rueda floja bajo seis segundos”
 
 
Admiración por otros pilotos
“Cuando se moría algún piloto conocido de Luis, él le pedía los guantes a la familia del piloto fallecido y con esos guantes hacía un molde y luego el molde lo bañaba en plata y hacía un trofeo.”
 
Maximum Attack
“Cuando Luis iba a ir a un tramo a muerte decía “En este, ¡Maximum attack!, era su frase de guerra”
 
Siempre a la nota
“El era un piloto que iba a la nota. Lo que le dijera era lo que hacía. Por ejemplo llegábamos a la meta de un tramo y si yo le seguía cantando él seguía corriendo, aunque hubiera visto la meta. Entonces, el cincuenta o sesenta por ciento de las veces yo le seguía cantando por seguridad, por si la meta estaba antes de una curva pues se la cantaba para que no se relajase y tuviésemos un accidente. Entonces como yo le seguía cantando pues llegábamos al Control Stop igual que si fuera corriendo. Asustaba a la gente, salían corriendo, los papeles volando…”
 
Su padre
“Al terminar el tramo de La Puebla Luis se bajo del coche y salió corriendo y yo me dije “Ostias, ¿Que ha pasado?”. Me quede en el Clio montado y al cabo del rato viene muy emocionado y le digo “¿Donde andas?” y me dice “Es que he ido a darle un abrazo a mi padre que estaba en la meta de La Puebla”. Más tarde, el día de su entierro, se me acerco el padre de Luis, me dio un abrazo, y me dijo “¿Sabes cuál es el último recuerdo que tengo de mi hijo?” “¿Cual?” “El abrazo que me dio en el tramo de La Puebla”. También me dijo que Luis le había confesado que había sido uno de sus mejores rallyes.
 
Su mujer y sus hijos
“En el primer tramo del Jarama, cuando íbamos a entrar en el circuito para hacer el tramo, estaban allí todos sus hijos y su mujer esperándole y abrieron la puerta del coche y se le tiraron todos encima. Por esa razón me dijo en La Puebla que no podía arriesgar.”
 
 
Quiero dar las gracias al equipo de Rafagas Racing por brindarme la oportunidad de hacer esta entrevista, la cual no olvidare nunca por la calidad humana y deportiva que ella ha tenido para mí. También agradecer a Manuel Colchón por recibirme sin apenas conocerme en su propia casa y estar dispuesto a realizar la entrevista desde el primer momento, dándome siempre todas las facilidades. Y por último a Rafael Arellano, mecánico de toda la vida de Luis y grandísima persona, sin su ayuda y ánimos esto no hubiera pasado de una simple ilusión. Gracias.
 
Dedicada a Luis Ramos.
 
Miguel Ángel Ponce.
 
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